En la matanza de Tacueyo fueron asesinados 170 guerrilleros entre mujeres, hombre y niños.
La masacre de 170 combatientes guerrilleros a manos de los
comandantes del Frente Ricardo Franco cumple 32 años, este hecho quedara en la
historia del conflicto armado social y político de Colombia, como un episodio
que cuesta perdonar, y más olvidar porque de ello dependerá su no repetición.
Por: Rodrigo Rojas Garzón
FPDH, Colombia
El abogado Emiro Bravo Muñoz presidente de la Fundación para
la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos FPDH señala que es necesario hacer memoria de hechos como este para que no vuelvan a ocurrir. Esta masacre se presento en las estribaciones de la cordillera central jurisdicción del municipio
de Toribio corregimiento de Tacueyo Cauca, entre diciembre de 1985 y marzo de 1986. Es uno de tantos hechos doloroso, trágicos, terribles
que deja en el último siglo el conflicto
armado, social y político en Colombia.
“A finales del año 1985 el país tiene noticias de unas
muertes que estaban ocurriendo en las montañas del municipio de Toribio
corregimiento de Tacueyo, la noticia causo alarma nacional, decenas y
decenas de guerrilleros combatientes del grupo Ricardo Franco - una gran disidencia
de las Farc habían sido asesinados de manera brutal, por su propio comandante
el señor José Fedor Rey conocido con el alias de Javier Delgado”.
José
Fedor Rey integro la Juventud Comunista en los años 70, donde fue adoctrinado,
luego estuvo en los campamentos de las Farc, hizo parte de una columna urbana
en la ciudad de Bogotá, y después se desplazó a San Vicente del Caguan.
Por
aquellos días Jaime Bateman dejo de
integrar las Farc y formo el Movimiento
19 de Abril M-19, Javier Delgado y Hernando Pizarro también tomaron la
determinación de romper filas en esa guerrilla y conformar el frente Ricardo
Franco llevándose con ellos 1.200 millones de pesos, y trescientos guerrilleros.
“Esta
disidencia adopta el nombre de Ricardo
Franco un exguerrillero fusilado por desertar de las Farc, de este grupo hizo parte Hernando
Pizarro León Gómez, “El Pesacado” era el segundo comandante de esta frente,
hermano de Carlos Pizarro comandante del M19”.
Horror en la montaña.
Los
primeros en enterarse de la masacre que estaba ocurriendo en las montañas de
Tacueyo, fueron integrantes del M19 porque un grupo que integraba la avanzada del
frente guerrillero descubrió entre la maleza y
el bosque nativo a hombres, mujeres y
niños amarrados de pies manos con visibles signos de tortura.
Escucharon
quejidos y lamentos desgarradores en medio de la noche. Sigilosamente los
comandos del M-19 se acercan para ver qué sucedía y encuentran inicialmente dos jóvenes con sus
manos atadas a los troncos de árboles.
El
campamento guerrillero se había convertido en un campo
de concentración, tortura y muerte. En
una operación de guerra el M-19, con el mayor sigilo posible rescataron a dos guerrilleros que estaban
siendo torturados e iban a ser ajusticiados
por el comandante del frente Ricardo
Franco.
El campamento de este frente guerrillero se había convertido en un campo de concentración y de muerte.
Rescatados de la muerte.
Estos
dos hombres con terror en sus ojos y su voz entrecortada le relataron a los
miembros del M19, que en ese frente los estaban matando a todos, acusándolos de integrar la inteligencia militar,
al parecer en un acto de paranoia de los
comandantes, que se habían vuelto locos,
obsesivos con el tema de estar infiltrados, y con eso justificaron la
masacre de 170 de sus combatientes.
Dijeron
los sobrevivientes que Javier Delgado casi no dormía y se la pasaba fumando
marihuana, y que su pasatiempos era la tortura, el asesinato a sangre fría, ver
el sufrimiento, el miedo, en la cara de los hombres
a su mando.
Relatan
que colgaban de pies y manos como hamacas, se mecía sobre ellos y luego los degollaba. Todos los días
asesinaban entre ocho a diez personas, la masacre duro aproximadamente cuatro meses, fueron 120 días de físico terror.
En
la matanza de Tacueyó las autoridades
encontraron cuerpos que les habían abierto el pecho cuando las victimas
aún estaban con vida, para sacarles el
corazón, algunos tenían marcas por estar mucho tiempo amarrados. A mujeres
embarazadas les fueron abiertos sus vientres y los fetos sustraídos, sus senos cercenados,
varios cuerpos presentaban signos de
haber sido enterrados con vida y casi la mayoría tenían mutilaciones.
“Estaban fusilando sapos”.
Javier
Delgado comandante del frente Ricardo Franco ante el revuelo que causo a nivel nacional lo que estaba pasando en las montañas de Tacueyo,
invito a periodistas para justificar la
matanza.
Les
dijo que iba a fusilar seis sapos, evento mal logrado para él, porque los
periodistas no quisieron presenciar, y menos registrar el fusilamiento. Algunos
de los sentenciados confesaban que eran del B2 pero eran confesiones arrancadas
como en tiempos de la inquisición, bajo
tortura y una persona cuando está siendo torturada al extremo hace lo que sea y
ruega para que la maten, paro no prolongar su suplicio.
Los
vejámenes que realizaban los comandantes del frente Ricardo Franco con sus
combatientes provocó el rechazo de la opinión pública en todos los círculos del
territorio colombiano, sin tener a quien más asesinar, una mañana cualquiera los comandantes Javier Delgado y Hernando
Pizarro se vistieron de saco y corbata al parecer con la satisfacción del deber
cumplido abordaron dos lujosas
camionetas y se fueron en busca del exilio.
Jose Fedor Rey alias Javier Delgado y Hernando Pizarro León Gomez
La no repetición.
Este
tipo de actos de barbarie que siguen ocurriendo en nuestro país son imposibles de olvidar, para que no se vuelvan
a repetir y esa es la idea de conmemorar
este tipo de hechos, “Si en Colombia perdemos la memoria y caemos en el olvido
estamos condenados a repetir la historia”, asegura el abogado Emiro Bravo
Muñoz.
A
los familiares de las víctimas de Tacueyo, como de otras masacre, muertos y desaparecidos
no se les ha aclarado absolutamente nada. Para
este caso “Javier Delgado nunca se responsabilizó por lo que paso, a Hernando
Pizarro lo asesinaron, es una página de la historia de Colombia que esta oscura,
que está enterrada, y que hay que
desenterrarla para saber qué fue lo que realmente sucedió".
Sobre
esta masacre se manejan dos versiones, la primera es que Javier Delgado era integrante
de la inteligencia militar y que en esas circunstancias llego a ser comandante
del frente, y asesino a más de un centenar guerrilleros.
“Esa
es una versión que era un infiltrado, un asesino sin piedad, y cumplió la misión
que le habían impuesto sus jefes. La otra versión es que Javier Delgado se volvió
loco, entro en paranoia total desconfiando
de campesinos y de los integrantes de su pequeña guerrilla que fue exterminada
por este monstruo de la ‘insurgencia’ en
Colombia”.
Javier Delgado casi no dormía y se la pasaba fumando marihuana, y que su pasatiempos era la tortura, el asesinato a sangre fría, ver el sufrimiento, el miedo, en la cara de los hombres a su mando.
Frente
a hechos como este, las condiciones a nivel mundial cambiaron, hasta hace diez
años existía una fórmula jurídica internacional para ponerle fin a los
conflictos a través de un acuerdo que comprendía, el indulto, amnistía el perdón
y el olvido.
“Simplemente se firmaba el acuerdo se perdonaba todo lo que hubiera
hecho de malo, se liberaban los presos,
se archivan los líos con la justicia y
se olvidaba todo. Hoy el mundo ha cambiado después del protocolo de Roma se acabó
con el perdón y el olvido con el cual fueron cobijados grupos guerrilleros como
el M-19, el Quintín Lame, y el EPL. En la actualidad la formula internacional
es: La verdad, el sometimiento a la Justicia, la reparación de las víctimas y
el compromiso de la no repetición, así lo ordena para el fin de las guerras
aplicando principios el derecho
internacional humanitario".
Los vejámenes que realizaban los comandantes del frente Ricardo Franco con sus combatientes provocó el rechazo de la opinión pública en todos los círculos del territorio colombiano.
El
presidente de la Fundación para la Promoción y Defensa de los derechos Humanos señala
que conocer toda la verdad al momento de
asumir responsabilidades de los
actores que hacen parte del conflicto
armado, social y político en Colombia, es una utopía.
“Yo
fui combatiente del M19, nosotros por fortuna logramos hacer un consenso
nacional y dio como resultado la constitución de 1991 fue el fruto de nuestra reconciliación con el país. La verdad es el
primer muerto en la guerra, cuando inicia una guerra empieza a morir la verdad,
pero hasta donde sea posible se deben propiciar los escenarios para hacer
memoria y acercarse a la verdad de tantos hechos que enlutan a muchas familias”.
En
Colombia hay episodios tan oscuros que no solo involucran a guerrilleros, si no a
paramilitares, narcotraficantes, políticos, grupos económicos, para ellos la
verdad es uno de los botines más
preciados.
En
cuanto a la Justicia Especial Para la
Paz JEP, asegura que es una iniciativa valida teniendo claro que, “Tenemos
esperanza, somos optimistas en la aplicación de justicia, teniendo en cuenta
que nadie se desarma para ir a morir
encerrado en una cárcel, pero que se aplique en parte justicia por sus actos y
tomen en serio la reparación de las víctimas”.
“Si en Colombia perdemos la memoria y caemos en el olvido estamos condenados a repetir la historia”, asegura el abogado Emiro Bravo Muñoz.
La no repetición.
Para
la Fundación para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos es urgente el compromiso con la no repetición por parte de los actores que han realizado la dejación de sus armas .
“De
hechos tan dolorosos y que haya un respiro para los Colombianos después de este
proceso de paz, se debe evitar la repetición. Ya van más de cien líderes
sociales asesinados a partir de que se firmaron los acuerdos en la Habana, continúan
los desplazamientos forzosos en diferentes regiones del país, porque las familias no soportan el peso de la
violencia que continua en sus regiones, Colombia necesita de una vez por todas
un nuevo amanecer, y que llegue la paz”,
dijo el abogado Emiro Bravo
Señalo
que la Fundación para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos FPDH Organización no Gubernamental en Colombia
integrada por un grupo interdisciplinario de profesionales y dirigentes
sociales, se constituirá en garante de prevenir y denunciara aquellos actos que
atenten contra la tranquilidad de personas y comunidades, luchando para que no
se repitan actos de barbarie como la matanza de Tacueyo que nunca se debe olvidar
para su no repetición.
Los jóvenes que hoy salen llevando las banderas de los otrora asesinos de campesinos y gente humilde desconocen las manchas de sangre de cuánta gente inocente está derramada sobre esos estandartes de muerte.
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